viernes, 20 de septiembre de 2013

CÓMO EMPEZÓ TODO

¿Cómo empezó este camino? Si tengo que empezar a explicar todo me tengo que remontar a cuando tenía 6 años. Sí, con 6 añitos, siendo una niña muy pequeño empecé este camino. Me dolía mucho la barriga, muchos días seguidos y mis padres me empezaron a llevar a urgencias un día sí y otro casi también porque los dolores no remitían y cada vez eran más fuertes. De esta época recuerdo estar encogida, meciéndome y cayéndoseme las lágrimas del dolor, incluso viendo dibujos, jugando o entretenida. En urgencias pruebas y más pruebas: análisis, radiografías, ecografías, etc., pero según los médicos no se veía nada y todo estaba normal. Así que los diagnósticos eran de todo: desde que no "había hecho de vientre" (palabras literales que aún recuerdo), hasta que eran mimos, que eran llamadas de atención... Supongo que en el año 84 los aparatos médicos no eran como ahora y efectivamente no se veía, así que le daremos un voto de confianza a los médicos de aquella época.
Y así me pase prácticamente un año de mi infancia, hasta que mi madre se cabreó, y con razón, y estando en urgencias dijo muy clarito que me hicieran lo que fuera pero que ella no se llevaba a la niña (o sea, yo) para casa otra vez hasta que no dieran con lo tenía. Evidentemente todos los absurdos diagnósticos eran erróneos, y durante ese año me pusieron más enemas que a toda la población española junta, sin resultado, evidentemente, porque el problema no era que "no había hecho de vientre". Ante esa contundencia de mi madre, la respuesta de los médicos fue que lo único que les faltaba hacerme era abrirme. Y mi madre, desesperada imagino, les dijo que adelante. La explicación que daban los médicos era que igual era una apendicitis con dolor reflejo (porque a mí me dolía el lado contrario)
Y así me fui para quirófano con mi muñeco favorito y que aún conservo 30 años después. Imagino que durante la operación el muñeco no estaría en la camilla conmigo, pero eso ya no lo recuerdo. Yo me dormí con el muñeco a mi lado, y me desperté con el muñeco a mi lado, atada a la cama y sin un ovario y sin una trompa, y con dos cicatrices en mi barriga.
Sí, habéis leído bien, a una niña de 7 años le habían quitado un ovario y una trompa, pues se había torsionado sobre sí mismo. Vamos, que no estoy criando malvas de milagro, pues había pasado un año desde la primera visita a urgencias. Tengo dos cicatrices porque el planteamiento era el de apendicitis, así que tengo la correspondiente cicatriz, pero al abrir se encontraron el "petate", y como no llegaban bien al ovario del lado contrario, me abrieron también por el medio, desde el ombligo hasta abajo
Por seguir dándole el voto de confianza a los médicos de la época, imagino que nadie, ni siquiera ellos, se imaginan que a una niña de 7 años le puede pasar algo en el aparato reproductor. Pero yo soy rarita... qué le vamos a hacer!
De esa época recuerdo que el dolor, los enemas, mi muñeco, y lo mal que lo pasé cuando me quitaron los puntos.
Después fueron unos continuos viajes al especialista de otro hospital de otra cuidad (a más de 2 horas de mi casa por aquella época) hasta que me viniera la regla, para confirmar que mi otro ovario funcionaba correctamente. La regla me vino con 14 años y me dieron el alta médica y por fin se acabaron los viajes.

Y este es el inicio de la historia...

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