viernes, 27 de septiembre de 2013

LAS PRIMERAS PUEBAS

En una de las revisiones el gine hizo un intento de pasar la cánula que en su día me transferiría los ovocitos, pero ups! no pasaba. Probablemente debido a mi falta de hormonas se había estrechado, así que me dijo que prefería hacerme pasar por quirófano para hacerme una dilatación del cuello del útero. Que era algo sin importancia, pero que preferían asegurarse. Y yo, que también soy muy obediente, pues a acatar órdenes. Me dijo que tendría que ingresar por la noche, pues a lo largo de la misma tendrían que ponerme unas pastillas vaginales para ir dilatando, y como en algunas pacientes dan dolores similares a las del parto, que era mejor que quedara ingresada. Ahí me asusté un pelín.... Me mandó al anestesista y al cardiólogo, pues para la dilatación me tenían que poner sedación. Cuando tuve el resultado de las pruebas, fue de nuevo a consulta y aluciné un poco cuando me dijo si ya ingresaba esa misma noche!! Hombre, pues mejor no, que tenía que avisar en el trabajo y organizarme un poco. Pues entonces, en dos días, ala!
De la dilatación del cuello del útero puedo decir que no me enteré de nada. Ni las pastillas vaginales me dieron dolor ni nada parecido. De la intervención ni me acuerdo, pues al ser con sedación me debieron dejar grogui. Después de comer, una sopita y un yogur, me mandaron para casa, que guardara reposito ese día y nada más, y como estaba bastante adormilada me pasé lo que quedaba de día en el sofá.
Además de este pequeño contratiempo, hicimos otras pruebas: análisis de sangre de los dos (los de mi pareja por la SS, que tardaron un poquito), alguna eco mía y un seminograma de mi pareja. El seminograma nos dijeron que teníamos que hacerlo con ellos; como ya sabía que no me lo iba a cubrir el seguro, me eché a temblar pensando en la pasta que nos iba a saquear, pero me equivoqué, pues solo nos costó 50 euros.
Con todas las pruebas echas y los resultados en la mano nos fuimos de nuevo a la clínica. Como todo estaba correcto, tocaba pedir cita formal con la bióloga para firmar papeles y que nos explicaran bien todo el proceso (aunque ya lo sabíamos de sobra).
Entre pitos y flautas ya nos habíamos puesto en el mes de junio. En la entrevista con la bióloga me acabé de "enamorar" de mi clínica y de su personal. La bióloga nos explicó perfectamente cómo es todo el proceso y nos contó también cómo hacen ellos las selección de las donantes: además de las pruebas médicas pertinentes, tiene ella una entrevista personal con ellas y analizar también algunos aspectos psicológicos. Lo que más me impresionó es que dijo que ella elegía a las donantes como si fueran para ella misma, que además de todas las pruebas, le tenían que dar a ella seguridad, tranquilidad y confianza, y que si no desechaba a la donante. Además de ser profesionales son muy humanos... cosa que me encanta y que por desgracia escasea en muchas clínicas, por lo que leo por ahí.
También me dio las primeras instrucciones. Ya tenía unas donantes preseleccionadas, y como estábamos en verano y no quería que la transfer se demorara demasiado, iba a ver con cuál de ellas cuadraba mejor mi regla para ir algo más rapidito, y cual de ellas iba a estar en verano en la cuidad. Me llamaría cuando la tuviera ya seleccionada para darme las siguientes instrucciones que eran dejar de tomar mis pastillas o tomarme algunas pastillas de más para cuadrar perfectamente las reglas de las dos, y que me seguiría informando de cómo proceder.
Así que... a esperar su llamada.

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