viernes, 4 de octubre de 2013

LA BETAESPERA

¿Qué decir de la betaespera? No estuve excesivamente nerviosa, aunque sí es cierto que hacía más pis de lo habitual, pero era por dos motivos: el primero es porque estaba bebiendo más que últimamente, y el segundo era un poco de obsesión, de mirar el papel por si había algo más que el rastro de la progesterona.
Pretendía que esos 12 días pasaran con tranquilidad. Estaba de vacaciones y solo quería leer y poco más. Pero por desgracia, mi beta no fue precisamente tranquilita, o al menos todo lo tranquila que yo hubiera querida. Además por circunstancias familiares no pude hacer lo que exactamente quería y tuve que andar de aquí para allá pendiente de otras cosas en vez de en mí y en mis pequeños bebés que habitaban en mi barriguita. Así que hubo muchos días que los pasé algo enfadada, porque quería estar relajada, haciendo lo que me diera la gana en cada momento, y no lo pude hacer. Quería haber desaparecido del mapa esos días, pero no pude. Sólo quería estar tranquila en casa, o dar algún paseíto que otro y leer. Pero esas circunstancias me lo impidieron. También hicieron que mi pareja tuviera que estar pendiente de otras cosas además de mi, de nosotros, lo cual a veces también me molestaba un poco, porque, cosas de las hormonas, pero quería algo más de atención. Y así pasé la beta, con un poco de mal humor. Por esos mis pequeños pensaron que una madre tan gruñona no debía ser buena, así que, evidentemente, la beta salió negativa.
El análisis lo tenía que hacer el miércoles 14 de agosto, y el domingo por la noche, después de una comida familiar en nuestra casa, manché un poco y sentí unos pinchazos algo fuertes en la barriga. Me asusté, y lloré, me preocupé. Sabía lo que estaba pensando, aunque quería mantenerme positiva y seguía acariciando mi barriga y hablando a mis bichines..., pero me olía lo peor. Instinto de madre, jeje.
El miércoles por la mañana temprano fui a la clínica a hacerme el análisis de sangre. Podía haberme hecho el análisis de sangre donde quisiera, pero la bióloga me había dicho que si iba allí que pasara a saludarla, y como es tan maja, pues allí me fui. Hasta primera hora de la tarde no me llamarían con los resultados. ¡Qué horror! Esas horas las pasé en casa, pegada al móvil. Estaba tendiendo la ropa cuando recibí la llamada, y estaba sola, porque habíamos recibido la noticia de un problema familiar, y mi pareja había tenido que marchar... Descolgué el teléfono antes de acabar el primer tono, jajaja, pero ya la voz de la bióloga me lo dijo todo. Con todo el cariño me dijo que "no habíamos tenido suerte" (palabras textuales), que dejara la medicación y en unos días me vendría la regla; una vez acabara la regla y ya sin prisa tenía que pedir cita en el gine para una revisión.
Durante la llamada aguanté el tipo sorprendentemente. Pero fue colgar y me derrumbé. Lloré a moco tendido. Lloré, lloré y lloré, mientras acababa de tender la ropa. Llamé a mi pareja, o le mandé un "wasap", no recuerdo bien, y a los 5 minutos estaba en casa dándome un abrazo enorme, diciéndome que no me preocupara, que ya lo conseguiríamos, y que aunque no lo consiguiéramos él era (y es) tremendamente feliz comnigo. Seguí llorando no sé cuanto tiempo más, pero hice un parón para llamar a mi madre y darle la noticia. Tenía que ponerme el disfraz de chica dura y fuerte para hablar con mis padres, la fachada de superwoman que puede con todo. Y este disfraz aún me aompaña, aunque algunas veces se me cae y las lágrimas vuelven a aflorar, y vuelvo a llorar a moco tendido, porque además me siento culpable por no haber pasado la betaespera como yo hubiera querido, tranquilita.
Y esta es la historia de mi primer negativo...

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